jueves, 12 de marzo de 2009

El Lobo Alfa

Con un título de blog como el mío era cuestión de tiempo que terminase escribiendo algo sobre lobos. Como os podéis imaginar, es un animal que me apasiona y a la vez me entristece lo (injustamente) maltratado que está por culpa de cuentos, fábulas, o leyendas tontas y por supuesto lo maltratado que está en la realidad. El hombre siempre se ha referido al lobo calificándolo como un animal cruel, sanguinario y asesino, y la verdad es que creo que no se puede ser más hipócrita. El hombre, ese experto en destruir, aniquilar y asesinar a los de su propia especie y a los de otras (ya no para alimentarse, sino simplemente porque sí), pretende calificar de asesino a un pobre animal que lo único que hace es su papel de depredador en su hábitat, cazando porque lo necesita para vivir y a su vez manteniendo el nivel óptimo de hervívoros para que la cadena no se desmorone (ese es el papel fundamental de los depredadores, evitar que los hervívoros se multipliquen en exceso y acaben con toda la vegetación.) Por suerte, no todos los cuentos y leyendas son iguales, y a veces se muestra a lobo como un animal místico. Ahí está la leyenda de Rómulo y Remo, o esa gran película de anime La Princesa Mononoke, entre otras...

Este es un relato que hice hace un tiempo, y que publiqué por primera vez en una bitácora que tenía en un foro que solía frecuentar (donde me inicié en el mundillo de los foros y de Internet). Ahora lo paso aquí, tras haberle hecho unos pocos cambios, pero la esencia es la misma. Intento darle la vuelta a la tortilla, y más aún, mostrar lo que es la realidad de la naturaleza lobo, no lo que tantos cuentos y leyedas hipócritas nos han querido mostrar acerca del lobo. Para ello me inspiré en un juego de ordenador de hace más de 10 años, pero que a mí me encantaba. Era un simulador de lobos y se llamaba Wolf, pero esa ya es otra historia de la que quizá hable en otro momento...


El Lobo Alfa


Tu corazón está palpitando.

Tan fuerte que duele.

Está bombeando tan rápido como tus piernas.

No te das cuenta de la suave brisa, del cielo del atardecer.

El aire que entra en tus pulmones está impregnado de los aromas de la naturaleza.

Pero estás totalmente concentrado en uno.

Sólo en uno.

El de tu víctima.

Podría ser lo primero en lo que hundes tus dientes, en días.

Polvo, guijarros, ramas…

Están volando a tu alrededor.

Puedes sentir a los tuyos detrás de ti.

Sientes el calor de su aliento.

Oyes el retumbar de sus patas tan rápido como las tuyas…


Y entonces la ves.

Ves a tu víctima, la que hasta ahora sólo podías oler.

Corre delante de ti, a unos 30 metros.

Puedes escuchar el sonido de sus cascos.

La estás alcanzando.

Eres más rápido.

20m, 10m, 5m…

Puedes oír su respiración.

Incluso el latido de su corazón.

Estás concentrado en tu víctima.

Estás a un metro…

Entonces das un zarpazo.

Repentino.Con cautela.

Pero sin dudarlo.

Tu presa se desploma en el suelo con un débil bramido, agotada por la carrera.

Hundes los dientes en su garganta, a la velocidad del rayo, y los mantienes firmes.

Ignoras los esfuerzos de tu víctima por escapar.

Estás concentrado en su cuello.

Estás hambriento.

Al cabo de unos minutos, notas cómo su corazón bombea cada vez más despacio.

Y su respiración se ralentiza.

Hasta que se detiene.

Ahora podrías tener comida para varios días, para ti y para los tuyos.

Pero entonces, como emergiendo de entre la maleza, oyes ese sonido.

Fuerte, seco, estridente.

Un sonido que penetra en tus oídos y parece estallar en el interior de tu cabeza.

El mismo sonido que te arrebató a tus padres, a tus hermanos, a miembros de tu manada...



Hace que tu pelo se erice, sólo con recordarlo.

Es el sonido de la Muerte.

Procede del animal que más temes.

Los has visto caminar erguidos.

Buscándote a ti y los tuyos.

Para mataros.

Para arrebataros las presas.

Has olido en ellos el odio.

Un odio que tu especie no conoce.

Lo que jamás imaginarás ni jamás sabrás,

Es que cazan por placer.

Algo impensable entre los tuyos.

Tú luchas por sobrevivir.

Cazas para alimentarte a ti y a los tuyos.

Pero ellos no.

Son humanos.

Tu peor enemigo.

Y están de caza, igual que tú hace un momento.

Solo que ahora tú eres la víctima.


Como lo fueron tus padres en su día.


Los mataron, a sangre fría.

Incluso intentaron hacer lo mismo contigo cuando todavía eras un cachorro.

Y lo intentarán ahora si no haces algo.

Podrías buscar venganza.

Pero no es el momento.

Ahora no.

Debes huir, y lo sabes.

Tu manada está esperando tu reacción.




Tus patas están doloridas y tu corazón bombea tan rápido que tu sangre parece hervir.

Es como un tambor que retumba en tu pecho, y en las sienes.

Pero tu instinto de supervivencia es más intenso, y corres.

Corres lejos de ese sonido, el sonido de la Muerte.

Porque quieres salvarte a ti y a los tuyos.

Y tu manada te sigue.

Porque eres el jefe.

El Macho Alfa.

Eres un Lobo.


Y aún con todo, sabemos que es posible convivir con los lobos, siempre y cuando nosotros lo consintamos y no nos convirtamos en el verdadero monstruo que hay que temer. Ya era consciente de ello el gran Félix Rodríguez de la Fuente, defensor de la naturaleza y autor de grandes documentales...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial me a encantado!!!

Wilfredo Palencia dijo...

Disculpa hermano, no es con mala intención, solo es un comentario; herbívoro se escribe así, con "b" ^^
Excelentes todos tus posts por cierto, me encantan los lobos a mi también, de hecho le pasaré la dirección de tu blog a una amiga mía que de seguro le encantará ^^